18.779 no es una cifra sin más. Se trata del número de enfermeras que el pasado mes de febrero querían trabajar atendiendo y cuidando a los demás y no pudieron. Profesionales de enfermería que, tras años de formación, preparación, e incluso en muchos casos experiencia laboral previa, no lograron un empleo.

En todos ellos los sentimientos de frustración, desánimo e impotencia se intensifican, más si cabe, al constatar que las enfermeras que sí están trabajando lo hacen en unas pésimas condiciones, ya que hacen falta más personas en sus respectivos servicios.

Los que sí trabajan ven como no pueden ofrecer la atención que les gustaría a sus respectivos pacientes y usuarios, y los que no trabajan no entienden cómo se consiente una situación que perjudica a todos.

Como de todos es sabido, el grave problema del desempleo enfermero ha ido creciendo en los últimos años, a raíz de la torpeza de unos gobernantes que sólo vieron en los recortes de puestos y derechos laborales una solución a la crisis, y se ha convertido, sin lugar a dudas, en la principal preocupación de nuestro colectivo en estos momentos.

Queremos trabajar para ganarnos la vida, claro, pero también porque sabemos que somos muy necesarios. El sistema sanitario de nuestro país nos necesita y nos  necesitará mucho más en un futuro, ya casi presente, con más cronicidad, dependencia y envejecimiento poblacional.

En SATSE somos muy conscientes de lo que está pasando y trabajamos para que haya más trabajo. En todas y cada una de las mesas de negociación con las diferentes administraciones defendemos el incremento de las plantillas. Tenemos la razón y argumentos de peso en la mano aunque, lamentablemente, en muchas ocasiones hacen caso omiso a nuestras demandas.

Ahora nos aseguran que en esta legislatura las cosas van a cambiar, y si bien es cierto que han empezado a anunciarse nuevas ofertas públicas de empleo en distintas autonomías,  también lo es que resultan del todo insuficientes. Partíamos y partimos de una situación tan precaria (solo hace falta echar un vistazo a las comparativas con otros países de nuestro entorno), que el esfuerzo debe ser mucho mayor por parte de todos.

Estamos hartos de “cantos de sirena” y queremos realidades. Queremos que, de una vez por todas, los gestores sanitarios valoren en su justa medida la labor de las enfermeras y actúen en consecuencia. Desde SATSE seguiremos trabajando y presionando para que 18.779 sea lo que tiene que ser… una cifra, sin más.