En estos años me he sentido una persona privilegiada porque he tenido la oportunidad única de conocer a la enfermería desde múltiples y diversos ámbitos. Me he impregnado de los valores que nos identifican como profesión, así como del extraordinario valor de nuestro trabajo cotidiano, de nuestros cuidados. Ambos factores son los que nos han permitido crecer de manera imparable a lo largo de las últimas décadas. Hemos obtenido logros que eran impensables no hace mucho tiempo. No obstante, aún tenemos por delante mucho camino por recorrer. Entre otras cuestiones, debemos avanzar en el proceso de transmitir a la sociedad la excepcionalidad de los valores que universalizan nuestro trabajo. El primer paso para cumplir con este objetivo es comprender e interiorizar, nosotros mismos, toda la repercusión de nuestros cuidados, toda la labor que nos define como profesión.

Con compromiso y responsabilidad, en nuestro día a día, cumpliendo con nuestras funciones, los enfermeros convertimos lo ordinario en extraordinario, pues la ciencia y el arte del cuidado, su propósito final, es la persona. Adaptamos nuestras terapias a las características de cada paciente, con un enfoque individual y flexible, respondiendo a sus necesidades. Desempeñamos un rol destacado en el mantenimiento y promoción de su calidad de vida, identificándonos con su realidad para mejorarla.

Con implicación y dinamismo profesional, en la ejecución de los cuidados, los enfermeros trabajamos en equipo, desde una perspectiva integral y multidisciplinar, para afrontar con éxito la gran variedad de situaciones que nos encontramos. No dudamos en estar en los lugares donde se nos necesita y requiere, creando espacios donde potenciamos nuestro talento y polivalencia. Nadie puede dudar de nuestro carácter emprendedor, un concepto ahora tan de moda y por el que siempre hemos destacado, gracias a nuestra capacidad para observar el entorno e intervenir en él para mejorarlo, generando igualdad y bienestar ante la vulnerabilidad, liderando la promoción de la salud. Es el plus que aportamos a la sociedad.

Con nuestro trabajo, en la medida de nuestras posibilidades, los enfermeros impulsamos la salud de la población. Vamos más allá de lo que se espera de nosotros. Diseñamos y realizamos intervenciones innovadoras, con valentía y tenacidad. Así es como hemos enfrentado los recortes sanitarios que aún nos asolan, sin barreras ni fronteras ante la necesidad, con altruismo y visión crítica.

Con nuestra mirada propia, con empatía e inteligencia emocional, gracias a la relación que establecemos con quienes cuidamos, los enfermeros generamos un cambio positivo en los pacientes. Facilitamos las herramientas necesarias para que tomen conciencia de la importancia de la salud o de la gestión de su enfermedad, enseñándoles las habilidades necesarias para su promoción, su prevención o su recuperación. Es la finalidad de nuestro trabajo.

Nuestra historia y nuestra herencia profesional son muy ricas y conocidas. Sin embargo, son poco reconocidas, tanto por la sociedad como por nosotros mismos. En este propósito nos debemos empeñar, profundizando en esta actitud a través de la formación continua, la práctica avanzada y la investigación, mostrando sus resultados y evidencias, difundiendo los hechos que nos convierten en referentes de la salud. No podemos permitir que hablen en nuestro nombre, como en tantas ocasiones ha ocurrido. Con asertividad, entre todos, podemos influir positivamente en la imagen y prestigio social de la enfermería. Somos nuestros mejores portavoces. Nadie puede manifestar mayor entusiasmo por nuestra profesión que nosotros mismos. Transmitamos a todos el orgullo que sentimos por nuestra profesión, por cuanto nos identifica como enfermeros. Es uno de nuestros principales valores.

Como afirmó el periodista Carles Francino en la última gala de entrega de los Premios Enfermería en Desarrollo, “hay oficios en la vida que no solo se ejercen sino que se viven y la enfermería es uno de ellos”. El Día de la Enfermería, este 12 de mayo, es un buen momento para mostrar el extraordinario valor de nuestro trabajo, para dar el paso delante de escribir y construir entre todos nuestro propio discurso y relato enfermero, con ilusión. Démonos esa oportunidad.

Puedes leer el artículo de Víctor Aznar en Redacción Médica