Si no fuera muy preocupante, y hasta dramático para muchas familias, podríamos tomarnos casi a broma cómo los que nos gobiernan nos dicen una cosa y la clara rotundidad de hechos nos demuestra que la realidad es muy distinta.

Nos dicen que el próximo año acabará oficialmente la crisis en España, que nuestra economía crecerá (moderadamente, pero crecerá), y que los famosos brotes verdes empezarán a germinar.

Nos dicen que las medidas que se vieron obligados a adoptar, duras e injustas en muchos casos, están dando sus frutos y que la recesión pasará en breve a ser cosa del pasado. En definitiva, que empezaremos a vivir mejor.

Ese es el  mensaje que quieren hacernos creer pero la realidad es otra. La realidad es, por ejemplo, la congelación salarial; el hecho de que, por quinto año consecutivo, los salarios de los empleados públicos se verán afectados y en 2014 se congelarán.

Y la pregunta entonces es, ¿cómo van a empezar a vivir a mejor todos aquellos trabajadores públicos que a lo largo de los últimos años han visto cómo se han ido incrementando los impuestos, los precios de los bienes de consumo, de los servicios… en general, el coste de la vida?

Profesionales que, como en el caso de las enfermeras, han acumulado una pérdida de poder adquisitivo de en torno el 30 por ciento, y que han visto, de forma paralela, como su jornada laboral y carga de trabajo ha ido aumentado.

¿Van a empezar a vivir mejor profesionales que también ven como, un año más, se congelan las ofertas de empleo público y se mantiene la tasa de reposición de trabajadores sanitarios en el 10 por ciento, con las consiguientes repercusiones en su día a día y en el funcionamiento general de los centros?

¿Y los pacientes? No hay que olvidar nunca que el afectado en última instancia siempre es el usuario que ve que hay menos profesionales con menos tiempo y más estrés y trabajo acumulado para atenderle.

Si en una situación extraordinaria, como es una crisis económica como la actual, puede llegar a entenderse que también de forma extraordinaria y puntual se adopten medidas como la congelación de salarios, lo que no es razonable es que ésta se repita durante cinco años consecutivos.

Lo único que demuestra es que el Gobierno ha optado por la alternativa más fácil y rápida para intentar reducir el déficit en lugar de, por ejemplo, desarrollar un sistema fiscal más justo y una política eficaz de lucha contra el fraude, junto a otras actuaciones que propicien la recuperación de la la economía sin afectar negativamente a los trabajadores.

Consecuencia última de este tipo de medidas es un claro deterioro de la calidad de los servicios públicos que favorece y hace más competitivo al sector privado, el cual espera con los brazos abiertos a todas aquellas personas que sus recursos económicos les permiten hacer un nuevo esfuerzo y costear los servicios que les ofrecen.

Lo único claro, en definitiva, es que 2014 será un nuevo año en el que algunos se seguirán aprovechando de la crisis económica, incrementado aún más sus cuentas de beneficios, y otros, como los trabajadores públicos, continuarán siendo las víctimas de una situación que no han provocado.

Aquí puedes leer el artículo de Víctor Aznar en Redacción Médica