Llegó, dañó y se fue. Políticos, organismos y expertos nacionales e internacionales afirman que la crisis económica mundial que de forma especialmente virulenta afectó a nuestro país empieza a ser cosa del pasado y apuntan que la recuperación, lenta pero sólida, no tiene marcha atrás.

Nos encontramos, pues, en un momento especialmente decisivo para el desarrollo a medio y largo plazo de nuestro país. Un incipiente escenario de mejoría general que supone una oportunidad única para enmendar los errores del pasado y acometer nuevas políticas generales de actuación y organización a todos los niveles que cimenten bases más solidas para asegurar un futuro más prospero.

Más prospero y con más salud. Nuestro Sistema Nacional de Salud ha sido, sin lugar a dudas, una de las principales “víctimas” de las políticas adoptadas en los tiempos de crisis y encontrándose, en estos momentos, deteriorado y empobrecido, debemos, por un lado, priorizar de nuevo la inversión económica necesaria para su mantenimiento y sostenibilidad y, de otro, apostar por nuevos modelos organizativos y de gestión que posibiliten una mejor atención al ciudadano. En definitiva, cambiar para mejorar.

Estoy convencido de que, aún con sus virtudes, el actual modelo sanitario español no ofrece una respuesta adecuada a las necesidades actuales, y sobre todo futuras, de sus usuarios. Y no lo hace porque sigue sin centrar su atención en la persona como un todo, continua sin ofrecer una atención integral, integrada y continua y mantiene el foco de su trabajo en el órgano enfermo y en el hospital.

El resultado. Más costes, mayor descoordinación y desorganización, peor atención, peores resultados en salud… Ocurre, además, en una sociedad cada vez más envejecida y tendente a una mayor cronificación de las enfermedades y al aumento de las pluripatologías que necesita respuestas ya.

Ante esta innegable realidad hay que apostar por un modelo que realmente acerque la atención y cuidados a las personas y su entorno, que garantice la continuidad asistencial y que ahorre gastos innecesarios al sistema.

Un modelo posible en el que creemos los profesionales de Enfermería, y en el que estamos convencidos de que podemos aportar mucho a tenor de nuestra formación, capacitación y competencias.

Y lo hacemos, además, desde el más sincero ánimo de colaboración con el resto de profesionales del Sistema Nacional de Salud, al tener también muy claro que los protagonismos restan y las uniones suman. En definitiva, ha llegado el momento de repensar nuestro sistema sanitario para seguir avanzando. Decir sí al cambio y no al inmovilismo. Está en juego, ni más ni menos, que la salud de nuestro futuro, del futuro de todos.

Aquí puedes leer el artículo de Víctor Aznar en ConSalud.es