Cuentan los estudiosos de las historias de vida, y los que se dedican a analizar el discurso no sólo de las enfermeras, si no de de todas personas, que en esos relatos humanos siempre aparece un “y desde aquel día, todo cambió” o “y fue cuando le vi así, cuando me di cuenta de que no podíamos seguir viviendo en aquellas condiciones”.

Es como el famoso ¡Eureka! enunciado en la bañera por Arquímedes o la manzana que golpeó la cabeza de Newton. A partir de un hecho concreto o una imagen que ocurren como por casualidad todo el caos se organiza en el pensamiento con tal clarividencia que descubrimos, a modo de revelación, algo que formaba parte de nuestra realidad más cotidiana pero que nunca antes habíamos comprendido desde esa perspectiva, ni observado con esa nueva dimensión.

Y es que, este tipo de pensamientos asociados a un suceso o una imagen concreta no son revolucionarios solo porque se descubra algo que se busca con afán: son verdaderamente revolucionarios porque más allá de generar convicción de hallar un argumento y explicación a lo que sucede generan ACCIÓN. Trasciende el mundo de las ideas y moviliza a las personas.

Un “hice la maleta y nos fuimos de aquella casa” o un “me presenté al día siguiente para aquel puesto” se sucede en las historias de vida de las personas a continuación de frases citadas con anterioridad, y ya nada vuelve a ser igual. Este momento revelador genera un punto de inflexión en una trayectoria que no precisamente tiene que ser especialmente caótica, que puede ser bastante lineal pero que sin duda, se reorienta hacia otra perspectiva y otra dimensión.

Estoy seguro que cualquiera que esté leyendo este artículo habrá recordado un momento así en su propia vida y, si además eres enfermera, habrás compartido con muchas personas a las que cuidas, con tus pacientes, ese punto de inflexión en sus vidas a partir del cual se genera un cambio radical.

Pues bien, yo me voy a permitir hacer eso de “pensar en grande” y quiero creer que tras esta gala de la primera edición de entrega de premios de Enfermería en Desarrollo en varios de los asistentes se ha generado ese “momento ¡Eureka!” que trasciende a la convicción y al discurso y que genera acción. Y supone que a partir de aquí, en un aspecto de sus vidas, hay un antes y un después.

Quiero creer que algún compañero de profesión ha sentido que su trabajo diario trasciende el bienestar que produce en las personas que cuida cada día, generando un impacto en toda la sociedad y que promoverá desde mañana acciones que nos visibilicen desde su lugar concreto de trabajo.

Quiero creer que alguna de las autoridades que han compartido este corto, pero emocionante espacio de tiempo con nosotros, al mostrarles todo lo que hacemos las enfermeras y lo más importante, todo lo que somos capaces de hacer, nos ven desde otra dimensión.

Nos valoran como una pieza fundamental en el sistema sanitario y para la cohesión social y desde mañana generará oportunidades de reconocimiento y cambio para la enfermería desde su espacio de poder y área de acción.

Porque, si bien es cierto que la unión hace la fuerza, no es menos cierto que, como nos enseña el famoso concepto del efecto mariposa de la teoría del caos, pequeñas perturbaciones en un sistema podrán generar un efecto considerable a corto o a medio plazo de tiempo.

Generemos esas pequeñas acciones, esos aleteos de unas mariposas que pueden provocar un maremoto en el otro lado del mundo.

Aquí puedes leer el artículo de Víctor Aznar en Enfermería En Desarrollo